Melina Cruz recurrió a Telefe Noticias para contar su historia como víctima de violencia de género. Otra víctima más que el Estado no protege. Que está viva porque su agresor todavía no pudo matarla, que no nos va a sorprender si mañana aparece como un número en los registros de femicidios.
Lucas Ezequiel Grippo fue su pareja durante cinco meses, se separó de él luego del primer golpe. Estaba embarazada.
“Mientras estaba embarazada, me mandaba amenazas de muerte por mensajes de texto y teléfono. Me dijo que mi hija y yo vamos a aparecer en una bolsa o con un tiro en la cabeza. El 18 de octubre del año pasado, me cortó los brazos y el abdomen con un cuchillo, y me dio golpes de puño”, relató la mujer.

Cuando llevaba tres denuncias hechas, Melina recibió la primera respuesta de la Justicia, una orden perimetral. Grippo la desobedeció. Después de seis años, le dieron un botón antipático. Se trata de un contacto en el celular al que, si está en la calle y se encuentra en peligro, tiene que enviar un mensaje de texto diciendo dónde está y qué es lo que le estaba pasando. “No funciona, yo cuando lo veo me obnubilo, nunca pude mandar el mensaje”, dijo Melina.
Ante la impotencia de no encontrar ayuda ni forma de sentirse segura, la familia de Melina, con mucho esfuerzo, contrató hace tres años una custodia privada. “Era una mujer que me acompañaba a todos lados. Estuvo un tiempo, pero después no pudimos pagarle más. Yo estoy acompañada las 24 horas por mi familia. Mi mamá me acompaña hasta a hacer los mandados, pero ella también tiene miedo de que nos pase algo cuando salimos. Corremos peligro la nena y yo”.