Éste miércoles, miles y miles de mujeres volvimos a parar y a marchar en distintos puntos del país para repudiar fuerte la justicia patriarcal que definió, hace casi diez días en Mar del Plata, que estén absueltos (y sueltos) los asesinos de Lucía Pérez. La mamá de Lucía, Marta Montero, expresó desde el dolor y lo profundo de sus entrañas: “Los jueces terminaron de violar a mi hija con el fallo que dieron”.

Bajo la consiga “contra el pacto machista, paro feminista” miles de organizaciones de mujeres nos manifestamos, una vez más, en más de 30 ciudades a lo largo y ancho del país. En Buenos Aires, más precisamente en Capital Federal, la adhesión al paro y a la marcha fue multitudinaria: pancartas, carteles, expresiones artísticas, canciones feministas contra la justicia patriarcal y todo lo que le da de comer al sistema machista diariamente, se hicieron escuchar con bronca y mucha impotencia. También hubo mucha, pero mucha sororidad que fue como un oasis entre tanta angustia: abrazos, besos, palabras de aliento, sonrisas, agite feminista; la familia de Lucía, presente en la marcha, fue la que recibió todos estos sentimientos lindos que las pibas expresábamos, en un intento quizás, de fortalecerla y llenar de esperanza. Marta Montero, la mamá, apuntó duramente contra el proceso judicial que determinó que el femicidio de Lucía no fue tal, exclamó: “¿Qué se creen? ¿Que somos tontos? Estuvieron todos comprados. Hasta los peritos de la Corte compraron”.
Lucía ya no está entre nosotres, pero como dijo su mamá Marta, todas nosotras ahora somos “la voz de Lucía” para reclamar justicia, para gritarle en la cara al patriarcado que lo vamos a derribar y desterrar del poder Judicial y del Estado, sea como sea, caiga quien caiga.
¡Por Lucía y por todas las que no están! ¡Vivas nos queremos!