Hoy comienza el juicio a Luz Aimé Díaz, una joven trans, estudiante del bachillerato Mocha Celis, acusada en 2018 de un delito que no cometió
Luz Aimé tiene 24 años, está casi ciega, en su Salta natal, un camionero le reventó un ojo a golpes cuando tenía 13 años y con el tiempo perdió el 75% de la visión del otro. Hace unos años atrás se vino a Buenos Aires para trabajar.
Lo único que hizo la noche del 19 de agosto de 2018, fue entrar a un departamento de Palermo, al que dos hombres la hicieron subir para que les brindase un servicio sexual. Luz Aimé no sabía y nunca se dio cuenta de que esos tipos tenían un hombre gay golpeado y secuestrado en dicho departamento.

A pesar de no haber tenido nada que ver con el delito, fue detenida y procesada, acusada por homicidio triplemente agravado en grado de tentativa. Como informa la nota publicada en el suplemento SOY del diario Página 12, dos jueces de la causa fueron recusados por negarle su identidad de género. Además, en una entrevista brindada al mismo periódico, Luz Aimé relató los vejámenes y maltratos que sufrió mientras estuvo detenida, lo que demuestra que el servicio penitenciario de nuestro país, dista mucho de tener perspectiva de derechos humanos, qué decir de género.
Gracias a la labor de sus abogadas, hoy empieza su juicio con arresto domiciliario en el Gondolín, acompañada de sus compañeras. Por otra parte, gracias a las clases virtuales y a un celular prestado, Luz Aimé pudo volver a estudiar en el Mocha Celis, algo que no había podido hacer el año pasado ya que no podía salir de su domicilio. Su sueño es terminar la secundaria para estudiar Psicología.
Cuando sos migrante, trans y prostituta, te convertís automáticamente en candidata para ser la víctima perfecta de un Poder Judicial transodiante, homofóbico y clasista.
Para que haya justicia es necesario que las cosas cambien, un paso sería la absolución de Luz Aimé.