El 1° de mayo, Día Internacional de les Trabajadores, conmemora a les mártires de Chicago que lucharon por una jornada laboral de 8 horas en 1886. 133 años más tarde continuamos luchando contra la precarización laboral, en el marco de una crisis que evidencia la feminización de la pobreza y la exclusión económica y social de las personas trans y travestis en la Argentina.
Hablemos de cifras:
- Mientras que la tasa masculina de desempleo es de 8,2%, entre las mujeres asciende dos puntos, llegando al 10,2%.
- El 21,4% de las mujeres menores de 29 años no tiene trabajo.
- El 37,1% de la población femenina en relación de dependencia trabaja en informalidad laboral.
- En promedio, las mujeres ganamos un 27% menos que los varones.
- El 27% de los hogares con menores son monoparentales, de ese porcentaje, el 60% está a cargo de una mujer. Asimismo, hay que tener en cuenta que los hogares monoparentales representan el 66% de los hogares considerados pobres.
- El fin de la moratoria que les permitió a miles de amas de casa acceder a una jubilación, significó, entre otros perjuicios, que el Estado desconociera a esas mujeres como trabajadoras sujetas de derecho.
Ahora bien, si la precarización laboral tiene cara de mujer, la población travesti y trans se encuentra en una situación aún peor que la femenina, situándose en los márgenes de dicha precarización y con una expectativa de vida que promedia los 35 años.
- Solo el 18% de las personas travestis y trans accedieron alguna vez a algún trabajo formal.
- El 95% de les travestis y trans están o estuvieron en situación de prostitución, sin derechos laborales reconocidos y perseguides por la policía.
- El proyecto de ley nacional de cupo laboral travesti-trans “Diana Sacayán”, que apunta a que el 1% de la planta permanente de la administración pública nacional sea ocupado por personas travestis, transexuales y transgéneros, solo fue aprobado por cuatro provincias, que aún no han aplicado la ley.
La exclusión y la precarización laboral de sectores enteros de nuestra población son parte de la cara patriarcal de este sistema económico que beneficia a unos pocos en detrimento de otres.
Fuentes:
INDEC
Centro de Economía Política Argentina (CEPA)
Agencia Presentes