El juicio comenzó el 8 de noviembre pasado y los alegatos arrancaron el jueves 21 de febrero. La querella pidió 50 años de cárcel.
A Gerardo Billiris se le imputan dos delitos, en dos casos distintos. Uno ocurrido en el 2012, en su departamento de Beruti al 4500, y la víctima fue una joven modelo. En este caso lo acusan de haber abusado y drogado de la mujer junto al relacionista público, Juan Martín Mercado, quien también está sentado en el banquillo de los acusados.
El segundo, que fue por el que se hizo público el caso, es el de María Eugenia Belén Torres (24), a quien desfiguró a golpes en 2017 en su departamento. En ambos casos está acusado de “suministro agravado por la condición de médico, tenencia y facilitación del lugar para consumo de estupefaciente”.
María Eugenía Belén Torres trabajaba como asistente del anestesista Billiris, el lunes 30 de enero de 2017 fue a su casa porque el hombre le había pedido que haga una documentación con las obras sociales de su trabajo

“Él estaba bien. Se fue a comer con una amiga, volvió y se empezó a drogar. Empezó a fumar crack” dijo en declaraciones periodísticas. Al volver
el hombre la instó a drogarse y ella accedió al sentirse intimidada. Nunca había consumido.
Por la mañana Billiris empezó a temblar y ella intentó asistirlo. “En un momento de la mañana, él empezó a temblar. Yo lo puse de costado y de repente me empezó a pegar. Empezó a decirme que me iba a matar y me empezó a pegar con fuerza en la espalda, a pegarme muy fuerte“
“Yo me quería meter en el baño y al final me di cuenta de que no dejaba de pegarme. Entonces, salí afuera de la casa de él y empecé a pedir ayuda. Él seguía pegándome, diciéndome que me iba a matar. Me cagó a palos”.
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Por los gritos, se acercó el encargado del edificio que rescató a María Eugenia. La joven sufrió cortes por vidrios rotos y producto de los golpes, fisuras en un omóplato y en los huesos oculares de un ojo y de una perforación en un tímpano. Además su cara quedó completamente desfigurada de la salvaje golpiza.

A ella la justicia no la cuidó, cuando fue a declarar en el juicio por un “error” se tuvo que cruzar con su agresor. Según declaró al diario Clarin
“Lo vi, lo tuve de frente, estaba esposado, y agaché la cabeza rápido. Se me vino el mundo abajo. No pude soportar el shock, me largué a llorar. Por suerte sentí el abrazo de mamá, que estaba pegadita” .
