Día de las Mujeres Migrantes

El 10 de enero fue establecido por la Ley 4409/12, sancionada por la Legislatura porteña, como Día de las Mujeres Migrantes. Se rinde homenaje al aporte de todas las mujeres en una fecha que fue elegida a partir del recuerdo del asesinato de Marcelina Meneses (30 años) junto a su bebé de 20 meses, Joshua Torres, quienes murieron en el 2001, ese día de enero, en las vías del ferrocarril Roca, antes de llegar a la estación Avellaneda, como consecuencia de un acto xenófobo.

Marcelina viajaba en el tren para llevar a su bebé a una consulta con el médico, al querer bajar en un tren atiborrado de personas, empujó a un hombre. Éste y luego otros pasajeros la empezaron a insultar. “¡Boliviana de mierda! ¡No mirás cuando caminás!’. Cuando el único testigo de la causa, la defendió, otros pasajeros le gritaron. ‘Qué defendés vos, si estos bolivianos son los que nos vienen a quitar trabajo. Igual que los paraguayos y los peruanos’.

Marcelina no contestó y se paró en la puerta para bajarse. Un hombre la empujó. Ella cayó a las vías junto a su bebé. Julio César Giménez, fue el único testigo que declaró en la causa. Su esposa, de nacionalidad boliviana, lo alentó para que declare lo que había visto; así es como Giménez decidió contactar a la familia de Marcelina, a través de los carteles que pegaron en las estaciones del Ramal Roca, mediante los que se solicitaba la presencia ante la Justicia de quienes habían visto lo que pasó el 10 de enero de 2001. El testimonio de Giménez cambió el curso de las cosas ya que la empresa ferroviaria, aseguró que el accidente se produjo porque ella estaba caminando por las vías.

Marcelina estaba casada con el albañil Froilán Torres, con quién vivía en la localidad de Espeleta y tenía otro hijo de 3 años. Trabajaba como repositora de un supermercado y había llegado a la Argentina hacía 5 años. Su esposo llevó adelante la intensa búsqueda de testigos del asesinato de su compañera y su pequeño hijo. A pesar de las adversidades, y de los malos tratos que debió sufrir por ser migrante, nunca bajó los brazos a pesar que las muertes de Marcelina y su bebé aún continúan impunes.

Migrar no es un delito

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