Este fin de semana Gendarmería Nacional logró rescatar en la ciudad boliviana de Bermejo a una mujer de 45 años de edad y a su hijo de 9 años nacido en cautiverio.
P. tenía 13 años cuando en 1987 viajó a Bolivia junto a su hermana y la pareja de esta, un ciudadano boliviano de 50 años de edad con promesas de trabajo y una vida mujer. La hermana tenía un bebé de pocos meses. Tres meses después su hermana escaparía sola, luego de haber trabajado en un prostíbulo de la familia de su pareja.
En julio de 2014 la mujer denunció la desaparición de su hermana, pero luego de 27 años no había muchas precisiones. La PROTEX comenzó las primeras comunicaciones, libró un oficio al área de Interpol de la Policía Federal. Mientras tanto, la PROTEX recibía un dato de una denuncia anónima: P. estaría en la ciudad boliviana de Bermejo, departamento de Tarija, a 200 kilómetros de la frontera argentina. No había mucho con qué salir a buscarla. Apenas un testimonio, una partida de nacimiento. Así, comenzaron las búsquedas, tres años de resultados negativos, hasta diciembre de 2017.
El 22 de diciembre, un año después, la Unidad Antitrata de la Policía de Bolivia finalmente dio con ella en el lugar, un amplio complejo de tendales con techo de chapa y galpones.
Ante los policías, de acuerdo a lo publicado por el portal Infobae P. dijo que quería volver a la Argentina, que su explotadora y captora no era un hombre, un proxeneta, sino una mujer que la obligaba a ella y a su hijo a trabajar en el puesto, que la mantenía encerrada bajo llave en un garage de paredes color verde agua.
Varios patrulleros fueron hasta la casa. Los policías bolivianos pudieron constatar el relato de P. Las condiciones donde vivía con su hijo eran deplorables. Detrás de vehículos había un placard, que actuaba como una especie de subdivisión con un acceso cerrado por dos candados. La captora de P. fue detenida: tenía en su poder los documentos de P., ya no argentinos, sino del Estado boliviano.
Dos días después, asistida por personal de acompañamiento de la Procuración y Gendarmería, P. regresó a Mar del Plata para reunirse con su familia, un viaje que comenzó primero en un avión desde Salta a Aeroparque, luego en un micro desde Retiro.