La semana pasada fue el aniversario de nacimiento de Clarice Lispector. La recordaron de muchas maneras y me pareció un lindo momento para hablar sobre su obra literaria. Si bien el trabajo de esta autora es enorme y sumamente diverso, elegí este libro en particular porque más allá de ser uno de mis favoritos, creo que es el ideal para conocerla y a la vez enriquecedor para los que ya admiran su pluma. A mi me gusta decir que este libro es un monólogo que escribió para sanarse, para verse, para crecer. A través de un análisis del lenguaje y dejando a la vista la totalidad de su sentimientos, logra plasmar su incomodidad frente a la demanda social de “ser una mujer adecuada”. Un trabajo provocativo, claro y leal a su estilo, que nos permite entender su luchar y construcción por convertirse en la mujer que ella siempre quiso ser.
Agua viva se merece un lugar en todas las bibliotecas.
Por Agustina Ferreyra