La justicia patriarcal no es justicia

Talita Buchhorst (21) fue a la Cámara Criminal de Río Gallegos para reclamarle a los jueces que no dejasen en libertad a Fernando Galcerán, su expareja, que a comienzos de año intentó matarla. Allí se enteró que los hechos de violencia de género no habían sido plasmados en el expediente. Su caso llegó al Tribunal como “lesiones leves agravadas por la relación de pareja”.

Talita Buchhorst salió durante tres años con Fernando Galcerán. Con ayuda de su familia lo pudo dejar tras sufrir violencia de género. El acoso y la violencia por parte de Galcerán continuó. Seis meses más tarde, el 26 de enero de 2018, se le apareció en su casa y la encerró en una habitación. Según relató al diario el Patagónico, “se tiró encima mío para ahorcarme y golpearme la cabeza contra el piso, me agarró de los pelos y me encerró con llave, me torturó por tres horas, me cagó a trompadas, me pateó, me mordió, me escupió, me humilló, me obligaba a que me arrodille y le pida perdón por ser ‘tan puta’ y cuando lo hacía me decía ‘no te creo’ y me pegaba patadas en la cabeza”.

Cuando pudo escaparse corrió semi desnuda por la calle, hasta que se cruzó a un patrullero.  En ese móvil, Talita fue llevada hasta la Comisaría Tercera porque “ninguna de las tres personas que estaban en el patrullero sabían cómo llegar a la Comisaría de la Mujer, así que dimos varias vueltas”. Al día siguiente en la OVD le dijeron que su testimonio era tan contundente que tenía sobradas pruebas para ir a juicio. Le asignaron una defensora oficial. “Nunca se comunicó conmigo, fui yo a hablar con ella porque no había pasado ni un mes desde que estaba detenido y me mandaba mensajes. Yo fui reiteradas veces hasta con un ojo reventado por un ataque de nervios porque él me mandaba hasta 10 mensajes por día. Ella me ignoraba”.

Cuando el 22 de octubre se enteró que el hombre estaba a punto de salir en libertad luego de cumplir la condena de diez meses por lesiones leves, se enteró que en el expediente no se encontraban la mayoría de los hechos de violencia que ella sufrió.  No se habla de violaciones, ni de intentos de homicidio, ni de que la quiso prender fuego y no aparecen los testimonios de la tía y la prima de Fernando que vieron cómo amenazaba con degollarla.

Luego de que ella acudiera al Tribunal, se ordenó un acta con estas circunstancias nuevas y que son delitos más graves, para que las remitiesen a la Fiscalía de Instrucción y se investigue.  La justicia machista la dejó sola.

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