Es tan grande y amplia nuestra lucha que estoy convencida que existe un libro para cada una de nuestras banderas. El de hoy hace flamear una de las que más molesta a los que nos quieren oprimidas: la del deseo.
Luciana Peker en cada palabra escupe fuego, goce y libertad. Haciendo visible, de esta manera, la importancia de dejar en claro que el placer no es propiedad exclusiva del varón. Sí, las mujeres deseamos y estamos dispuestas a gritar todo lo que haga falta hasta que se entienda: deseamos vestirnos como queremos, deseamos trabajar y no ganar menos, deseamos elegir con quién acostarnos, deseamos elegir a quien chaparnos, deseamos poder elegir qué hacer con nuestros cuerpos, deseamos poder decidir y no ser juzgadas por eso.
Putita golosa, por un feminismo de goce. Una bocanada de aire para nosotras frente a la violencia machista y una patada a la culpa que siempre trataron de imponernos. Como dice su autora: “Si en nuestra revolución no hay abrazo, sexo y postre, no es nuestra revolución”.
Por Agustina Ferreyra