Jéssica González fue raptada en la ciudad de Salta por Raúl Pérez y asesinada de varias puñaladas en el pecho. Ella era estudiante de abogacía y conoció a su femicida en una iglesia. Pérez y la víctima entraron al albergue transitorio “Mimos” el pasado 20 de septiembre, alrededor de las 20. Nadie dudó de que se trataba de una pareja, hasta que escucharon gritos pasada la medianoche y al no responder a los golpes en la puerta, el personal del lugar entró a la habitación con un duplicado de la llave. Ahí se encontraron con el horror del cuerpo de Jéssica y asesinada a puñaladas, al lado el femicida que simuló haber sufrido un ataque cortandose él mismo el cuello y el abdomen. El hombre fue detenido e imputado por “homicidio calificado por mediar violencia de género”.
Pero el horror no termina ahí, el sargento Gustavo Federico Sajama que estuvo en el lugar tomó fotografias. Según testigos que declararon, le habían advertido que “no las difunda”, sin embargo permitieron que las tome con total impunidad. El sargento, ahora bajo investigación por incumplimiento de los deberes de funcionario público, viralizó las fotografías a través de un grupo de Whatsapp. El cuerpo de Jéssica Gónzalez fue vulnerado una vez más por un morboso.
Las fuerzas policiales son complices de este sistema que nos mata y muchas veces protagonistas de los femicidios. Es necesario que desde el Estado se tomen medidas acordes a la protección integral de las mujeres y no permita que se vulneren nuestros derechos, ni nuestros cuerpos.
Justicia por Jéssica, el Estado es responsable! Paren de matarnos